La polilla no tiene la belleza de la mariposa.
Sin embargo, la vida le ha hecho más fuerte.

Oscuridad

Me estoy cansando de tanta oscuridad. Igual algún día (cuando tenga tiempo), me lío la manta a la cabeza e inundo de colores claros mi vida, incluyendo, cómo no, este blog.
Avisados quedáis.

La conciencia desventurada

Si esta noche no escribo estoy perdido...
Sólo me salvaré si escribo el libro.
No soy la única que necesita escribir para vivir. Ya Hegel y Kafka sentían esa profunda necesidad de plasmar sus almas en el papel.

Atropellos y tropelías

A los diez años me atropelló un carro; a los catorce me atropelló la Guerra.
Gloria Fuertes.
Nosotros no conocemos el dolor. El horror de la incertidumbre de no saber qué será de tu vida mañana, unas horas después, unos minutos. No hemos oído el ensordecedor rugido de las bombas, ni hemos corrido calle abajo entre metralla y aceras encharcadas de sangre.
El hambre. Tener cuatro puñados de lentejas y nada de pan. Pasar de ser niño a soldado. Morir inocentemente, con el estómago vacío y la cabeza llena de balas.
Jamás nos hemos puesto delante de un arma cargada y una sonrisa jodida que nos apunta con ira. No hemos temido a la muerte arrebatada por unos sucios ojos que disfrutan robándole el alma al indefenso.
Nosotros no fuimos niños de la guerra. Al menos no de la civil. El mundo vive hoy su particular guerra encubierta. Y los medios nos la pintan como salvadora. Qué asco. Qué ganas de volver a ser niña, y jugar calle arriba entre los carros pesados, llegar a casa y comer lentejas, sonreír a la vida ingenuamente, sin nadie que intente manejar mi vida.

Soledad en Ainielle

A punto de morir, Andrés, el último habitante de Ainielle, pueblo abandonado del pirineo aragonés, recapacita sobre la soledad y sobre la desaparición de su recuerdo una vez haya fallecido:

"Dentro de poco, yo ya no estaré vivo. Dentro de unos minutos, de unas horas quizás -antes de que amanezca, en cualquier caso-, yo estaré ya sentado con los muertos en torno de la lumbre y Ainielle habrá quedado totalmente vacío, totalmente indefenso, a merced de esos ojos que, ahora, le vigilan. Quizás tarden aún un tiempo en acercarse. Quizá todavía esperen a comprobar que de verdad estoy ya muerto y no podré salir con la escopeta a recibirles. Pero, en cuanto los vecinos de Berbusa lo descubran, al día siguiente mismo de que mi cuerpo yazca, por fin, bajo la tierra, todos, empezando quizá por los propios vecinos de Berbusa, caerán como alimañas sobre las piedras indefensas de este pueblo que, dentro de muy poco, morirá también conmigo. Y, así, el día en que Andrés venga, no encontrará ya más que un gran montón de arbustos y ruinas."

La lluvia amarilla, Julio Llamazares.

Es una novela que recomiendo encarecidamente porque te ofrece la posibilidad de reflexionar sobre la soledad propia. Andrés, el protagonista, está solo, pero rodeado de recuerdos fantasmales. A veces, nosotros también estamos rodeados de gente, pero nos sentimos solos.

Daría TODO por abrazarte

Ojalá el cielo tuviera teléfono para poder escuchar tu voz. Pensé hoy en ti, eso no es ninguna novedad: pienso en ti en silencio todos los días. Lo único que me queda son recuerdos, tus enseñanzas, tus fotos y tu gran ejemplo de vida. Daría TODO por abrazarte, por volver a escucharte otra vez aunque sea por un minuto. Te echo de menos, ABUELO.

El asno y su amo

Quien escribe para el público, y
no escribe bien, no debe fundar su
disculpa en el mal gusto del vulgo.

"Siempre acostumbra a hacer el vulgo necio
de lo bueno y lo malo igual aprecio.
Yo le doy lo peor, que es lo que alaba."

De este modo sus yerros disculpaba
un escritor de farsas indecentes;
y un taimado poeta que lo oía,
le respondió en los términos siguientes:
"Al humilde jumento
su dueño daba paja, y le decía:
"Toma, pues que con eso estás contento".
Díjolo tantas veces, que ya un día
se enfadó el asno, y replicó: "Yo tomo
lo que me quieres dar; pero, hombre injusto,
¿piensas que sólo de la paja gusto?
Dame grano, y verás si me lo como".

Sepa quien para el público trabaja,
que tal vez a la plebe culpa en vano,
pues si, en dándole paja, come paja,
siempre que le dan grano, come grano.

500 posts

Hoy es el día más hermoso de nuestra vida, querido Sancho; los obstáculos más grandes, nuestras propias indecisiones; nuestro enemigo más fuerte, el miedo al poderoso y a nosotros mismos; la cosa más fácil, equivocarnos; la más destructiva, la mentira y el egoísmo; la peor derrota, el desaliento; los defectos más peligrosos, la soberbia y el rencor; las sensaciones más gratas, la buena conciencia, el esfuerzo para ser mejores sin ser perfectos, y sobre todo, la disposición para hacer el bien y combatir la injusticia donde quiera que estén.
Miguel de Cervantes Saavedra, Don Quijote de la Mancha

Heráclito


Los confines del alma no podremos encontrarlos caminando,
aunque recorramos todos los caminos: así es de profunda su extensión.

Qué título se le pone a esto

Que mis manos toquen las estrellas,
sin la ayuda de las tuyas.
Que no me sienta inútil sin los verbos que conjugas.
Que aprenda a valorarte,
tus palabras, mi silencio.

Cómprate un loro


Aristóteles dice que sin la mímesis el arte no sería nada. No sería arte. Felipe II establecía dos tipos de ciencia: las ciencias peligrosas para la fe y las ciencias prácticas, y yo estoy de acuerdo con él. Los hombres del Renacimiento tuvieron conciencia de sí mismos: y por fin, hubo una individualidad del hombre. Fray Bartolomé de las Casas dejó dicho que hasta que no pasaran cincuenta años de su muerte, no quería que sus obras vieran la luz. La gloria era deseada tanto por los griegos (timé) como por los Renacentistas: Dante también quería llevar la corona laureada sobre su cabeza. La Penélope de Ulises es el ejemplo más claro de fidelidad. Nietzsche escribió unos estudios previos (o borradores) para El nacimiento de la tragedia, donde hablaba de Sócrates. El sandwich de chopped y queso emmental está exquisito, sobre todo si es bajo un sol que anuncia la primavera. Los padres de una chica del bus son de Salares y Asturias, ¡qué curioso!, dice su amiga preguntona. Por más que vayas a la última moda, pienso, siempre serás una hipócrita. Así que si vienes a saludarme te lo pienso decir. Tú también necesitas ir al psicólogo, todos lo necesitamos. Todos necesitamos que alguien nos escuche. Luego llego y me hablas. Y te digo que eres un pesado. Cómprate un loro.
Todos necesitamos que alguien nos escuche. Pero piensa también que la otra persona también necesita ser escuchada... Que te escuche ella, que es más profunda.

No llores


No llores, se decía mientras envolvía en papel de periódico sus libros viejos. Pero no lo cumplía. No podía evitarlo. Las páginas eran como recuerdos: mientras las pasaba no veía palabras, ni alegres ni tristes, sólo un polvo mohoso que volaba hasta sus entrañas. No llores, les gritaban desde el fondo de la caja de cartón las fotografías seccionadas, partidas por la mitad, borrando la imagen que no borrará su subconsciente. No llores, y lloraba, mientras imaginaba la vida que pronto tendría que empezar sin él.

Pido la paz y la palabra


Escribo
en defensa del reino
del hombre y su justicia. Pido
la paz
y la palabra. He dicho
«silencio»,
«sombra»,
«vacío»
etcétera.
Digo
«del hombre y su justicia»,
«océano pacífico»,
lo que me dejan.
Pido
la paz y la palabra.
Blas de Otero.

Primero cogieron a los comunistas,
y yo no dije nada porque yo no era un comunista.
Luego se llevaron a los judíos,
y no dije nada porque yo no era un judío.
Luego vinieron por los obreros,
y no dije nada porque no era ni obrero ni sindicalista.
Luego se metieron con los católicos,
y no dije nada porque yo era protestante.
Y cuando finalmente vinieron por mí,
no quedaba nadie para protestar.
Bertolt Brecht.

Sé fuerte y generoso en este mundo,
el dolor más atroz, el más profundo,
lo llevan en el alma los que hieren.
Defiéndete si puedes, burla, esquiva,
pero si no te queda alternativa,
tú no mates, tu sé de los que mueren.
Laura Capmany.

Prisionera de un pánico invencible,
y aunque sé de la inutilidad de todo sueño,
desde esa cárcel torturante que es la vida,
pido la autonomía total del hombre
y el derecho a no justificar para nada
su existencia.
Clara Janés.

Mataos,
pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna.
Invadid con vuestro traqueteo los talleres, los navíos, las
universidades,
las oficinas espectrales donde tanta gente languidece.
Triturad toda rosa, hollad al noble pensativo.
Preparad las bombas de fósforo y las nupcias del agua con la
muerte...
Inundad los periódicos, las radios, los cines, las tribunas,
pero dejad tranquilo al obrero que fumando un pitillo
ríe con los amigos en aquel bar de la esquina.
Asesinaos si así lo deseáis,
exterminaos vosotros: los teorizantes de ambas cercas
que jamás asiréis un fusil de bravura.
asesinaos vosotros los inquisitoriales azuzadores de la matanza...
Pero dejad tranquilo a ese niño que duerme en una cuna,
al campesino que nos suda la harina y el aceite,
al joven estudiante con su llave de oro,
al obrero en su ocio ganado fumándose un pitillo
y al hombre gris que coge los tranvías
con su gabán raído a las seis de la tarde.
Esperan otra cosa.
Los parieron sus madres para vivir con todos
y entre todos aspiran a vivir,
tan sólo esto.
Y de ellos ha de crecer,
si surge, una raza de hombres y mujeres con puñales de amor
inverosímil
hacia otras aventuras más hermosas.
Poema leído por José A. Labordeta en el Pleno del 5 de febrero de 2003 del
Congreso de los Diputados con motivo de la comparecencia de Aznar sobre la
posición del Gobierno ante el ataque a Irak.

Y nosotros tan tranquilos

... Mientras en Japón viven la peor crisis de su Historia desde la Segunda Guerra Mundial. Que asco damos.

Bad things


When you came in the air went out.
And every shadow filled up with doubt.
I don't know who you think you are,
But before the night is trough,
I wanna do bad things with you.

I'm the kind to sit up in his room.
Heart sick an' eyes filled up with blue.
I don't know what you've done to me,
But I know this much is true:
I wanna do bad things with you.

When you came in the air went out.
And all those shadows there filled up with doubt.
I don't know who you think you are,
But before the night is through,
I wanna do bad things with you.
I wanna do real bad things with you.
Ow, ooh.

I don't know what you've done to me,
But I know this much is true:
I wanna do bad things with you.
I wanna do real bad things with you.

Tema de la serie True Blood, de vampiritos, of course.

De las manos en estado de reposo

Autobús. Algunos ya saben que me paso media vida en este medio de transporte. Escucho música, leo, hablo con Coral y a veces cotilleo conversaciones ajenas. El otro día, con el estómago rugiendo ya, se me ocurrió que no sabía cómo poner las manos cuando no tengo nada que hacer con ellas. Vistazo rápido a las personas de alrededor. La mayoría las llevaban juntas, entrelazados los dedos, o se peinaba el cabello con las garfias pintadas de azul. También había manos muertas, que habían sucumbido a los ronquidos de su dueño y colgaban del abismo del asiento.


Recuerdo que para hacer la comunión, nos dijeron que en todo momento habíamos de tener las manos una sobre la otra: la derecha sobre la izquierda, ese lado diabólico... En su momento no me di cuenta, pero... estos malditos curas lo tienen todo planeado, ¿no? Era un forma sutil de indicarnos que la diestra (el bien) siempre tenía que prevalecer sobre la sinistra... que vaya nombrecito.

Yo soy una persona que siempre está escondiendo las manos, o llevándomelas a la cara. Supongo que es por timidez, o porque me como las uñas y no quiero que nadie vea las aberraciones que me hago. A veces es porque el color de pintauñas que llevo es tan exagerado que me da vergüenza que lo vean... sobre todo si ya está descolorido y la falta de tiempo me ha impedido retocármelas, no como todas las de clase, que siempre las llevan perfectas. Me pregunto a qué esteticista irán.

Eso por no hablar de cómo se me ponen de coloradas las manos cuando llego a la Universidad y la bofetada de frío me recibe nada más salir de autobús. Parece que las haya tenido un buen rato en lejía.

Vamos, que a partir de ahora llevaré guantes de lana: así no se me verán las uñas, ni las palmas coloradas, y de paso no tendré que estar mano sobre mano para calentarlas... que es otra de las razones por las que las junto casi siempre.
 
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